Cuando te golpeas el dedo del pie y dices «¡ay!», es tu cerebro avisando que algo no va bien, que hay que prestar atención. Ese dolor agudo es fácil de entender: te has hecho daño. Pero, ¿qué pasa cuando el dolor no se va después de meses, o cuando el sufrimiento que sientes no viene de un golpe visible? Recientes estudios, como uno titulado «La anatomía del dolor y del sufrimiento en el cerebro y sus implicaciones clínicas” de De Ridder et al.1, nos llevan a un viaje fascinante por nuestro cerebro para descubrirlo.
El Dolor: Más que una Señal de Alerta
Durante mucho tiempo, hemos pensado en el dolor solo como una señal de que algo malo pasa en nuestro cuerpo. Sin embargo, el dolor es mucho más complejo. No es solo una alerta; es una interpretación de nuestro cerebro, que incluye tanto el aspecto sensorial como emocional. Por eso, hay personas que, aun sin una lesión física clara, pueden sentir un dolor que no se va, que se queda como un huésped indeseado.
El Sufrimiento: Más Allá de lo Físico
En la complejidad del dolor surge el “sufrimiento”, que es aquella experiencia desagradable que tiene un impacto negativo en lo cognitivo y emocional; es cuando el dolor se mezcla con el miedo, la tristeza, la frustración o la ansiedad. Nuevas investigaciones han logrado comprender cómo el cerebro procesa las emociones asociadas al dolor e incluso entender por qué podemos sentirnos abrumados por emociones aunque el dolor físico no sea tan intenso.
Entendiendo los Caminos del Cerebro
En este viaje por el cerebro, Dirk de Ridder1 nos muestra que hay caminos específicos que manejan el dolor y el sufrimiento. Imagina tres carreteras en tu cerebro: una para el dolor físico, otra para el sufrimiento emocional, y una tercera que trata de calmar el dolor. Lo interesante aquí es que puedes sentir dolor sin sufrir emocionalmente y viceversa; ¡en nuestro cerebro tenemos muchas herramientas para controlar el dolor! Esto nos ayuda a entender por qué algunas personas enfrentan el dolor crónico de manera diferente, y por qué el tratamiento no puede ser el mismo para todos.
¿Y Ahora Qué?
Comprender estos mecanismos es fascinante ya que tiene un impacto real en cómo tratamos el dolor crónico y el sufrimiento. Nos invita a mirar más allá de los síntomas físicos y a considerar el estado emocional y mental de una persona. Cada descubrimiento nos acerca más a ayudar a las personas a llevar una vida más plena y menos dolorosa, resaltando la increíble capacidad de adaptación y resiliencia del ser humano.
1De Ridder, D., Adhia, D., & Vanneste, S. (2021). The anatomy of pain and suffering in the brain and its clinical implications. Neuroscience and biobehavioral reviews, 130, 125–146. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2021.08.013